No vine a iluminaros, vine a deslumbraros
Texto: Kozma
Un agarre con forma de diamante clásico cubre la carátula de la edición especial de «La Joia», el nuevo disco de Bad Gyal. Este disco se promocionó como un “debut” rompedor para la carrera de Bad Gyal, y esta etiqueta puede sorprender sabiendo que ya cuenta con 3 trabajos publicados, que ya han dejado clara su condición de EPs. La Joia es su primer LP oficial, un proyecto que celebra su carrera y le consolida ante un público mayoritario. Bad Gyal está shining bright like a diamond, que diría Rihanna.
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Son quince temas los que componen este nuevo disco que por fin pasa de los treinta minutos para llegar a los cuarenta, lo que a mi gusto supone una duración perfecta para un disco de estas condiciones. Y es que La Joia es un proyecto monótono, y ojo, esto no tiene por qué ser algo negativo per se. Todos aquellos medios y fans que se ocuparon de anunciar este proyecto como un antes y un después en la escena musical actual se colaron tres pueblos. La intención de Bad Gyal no es renovar su sonido. Debíamos saber por dónde iban los tiros cuando al anunciarse la tracklist vimos que ya conocíamos siete de los quince temas que la conformaban.
Este nuevo disco por ende no viene a sorprender a los fans que llevan años siguiéndola, sino que viene a presentarla ante un público aún más generalista si cabe. Y es que si mi padre conoce a Quevedo pero no a Bad Gyal, aquí hay algo que no se ha estado haciendo bien. La campaña tan agresiva de promo que hemos visto en los últimos días da fe de la intención de abrir estas últimas fronteras. Porque ir de invitada a El Hormiguero es sentar un precedente.
En esta entrevista, la Bad Gyal que pudimos ver; tan correcta, sonriente y profesional dista mucho de aquella que se sentó en un sofá a charlar con Ernesto Castro sobre los porros como extensión física del interés de la artista por la cultura jamaicana hace cinco años. El camino que ha habido desde el principio de su carrera hasta aquí le ha llevado a un profesionalización que desemboca en una mayor ambición, y por ende, nos ha dado su proyecto más internacional hasta la fecha.
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Parece que colaborar con un artista que esté al otro lado del charco muchas veces es la consolidación absoluta para un artista español. Bad Gyal últimamente le ha cogido el gusto a Latinoamérica, viniendo de su colaboración con Nicki Nicole, ahora en el disco cuenta con la presencia de Myke Towers, Young Miko, Tokischa, Anitta y Ñengo Flow, a los que se suman los españoles Quevedo y Morad además del jamaicano Tommy Lee Sparta. Todas estas colaboraciones refuerzan la idea de que este es un disco de melodías y de baile, no de lírica. Por eso acaba sonando monótono en su mayor parte, no hay nada que no conozcamos ya, y acabar delegando más en el reggaeton que en el dancehall, motivo por el cual se le ha criticado mucho en los últimos años.
Aun así hay pequeñas perlitas que marcan una diferencia. Tanto la ‘Intro’ como el ‘Skit’ logran vertebrar el proyecto. La primera con una entrada ambiental cargada de aura y la segunda con una transición entre el tema de Ñengo Flow y ‘Chulo Pt. 2’ que prácticamente le deja el trabajo hecho a todos los DJs del mundo. Destacan para mí especialmente las canciones con ritmos africanos. El amapiano de ‘Give Me’ supone una cálida bienvenida después de tener que aguantara Myke Towers en ‘Mi Lova’, que está en uno de sus peores momentos. Más tarde Tommy Lee Sparta trae un toque jamaicano más cercano al dancehall en ‘La que No se Mueva’ y como último detalle a destacar tenemos ‘Sexy’, que pese a llevar entre nosotros desde verano de 2022 ha conseguido formar parte de la tracklist. Me parece interesante y fresco tener un ejercicio de Diva House (un subgénero de la música Disco) en la recta final del disco. Esta canción coincidió en el tiempo con el último disco de Beyoncé, que llevaba por bandera este estilo de música de baile cogiendo inspiración a su vez de clásicos del género como ‘Show Me Love’ de Robin S.
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En varias de las últimas entrevistas que ha concedido de cara a promocionar este disco Bad Gyal ha dejado claro que ahora mismo no tiene ni pareja ni interés romántico en nadie. Por eso tal vez no encontramos esas letras más inspiradas que antaño nos ha podido ofrecer. Lo que sí encontramos es una consolidación de todo lo que ha significado durante estos siete años de carrera. Bad Gyal desprende desde siempre una independencia que supone una inspiración para cualquiera que le escuche, por eso siento que no le hace falta meter tanta colaboración de fuera en este disco. Viendo las uñas que suele llevar, siempre le han preguntado si necesita ayuda para hacer según qué cosas, pero si se permite llevar uñas tan largas es porque no le hace falta hacer trabajos manuales que le resultarían más complicados con sus acrílicas. Se ha ganado esa comodidad a base de trabajar; es algo casi simbólico.
Mientras escribía esta crítica ha sido imposible no acordarme del tema principal de la la película de James Bond «Diamonds are Forever», que tiene el mismo nombre y está interpretada por Shirley Bassey. La letra viene a decir algo así como “Los diamantes son para siempre, son todo lo que necesito para estar satisfecha […] no se irán en la noche, no me da miedo que puedan abandonarme…”. Para mí es inevitable relacionarlo, y es que «La Joia» representa eso, es un diamante pulido y reluciente, que a su vez personifica Bad Gyal, y a la artista nunca le ha hecho falta nada más que ella misma para brillar.