Erik Urano: Acotando la inmensidad de la nada
Erik Urano (@erik.urano) siempre ha sido nuestro telescopio. Y nunca mejor dicho. Ha sido el único artista que nos ha querido transportar a otra dimensión, que no nos ha dejado sedados ni dormidos, el dedo que nos ha apuntado la luna.
Dos años después de su última referencia larga, «Balaclava«, el de Valladolid llega con un nuevo álbum de estudio, titulado «Neovalladolor». Otra propuesta cargada de contenido intenso, todo cortado con un sinfín de términos que siempre termina por acotarnos en la medida de lo posible la inmensidad de la nada.
Y es que sus discos hay que leerlos, como si de un libro se tratase, siempre con la mano cerca de Google. Para poder entender mejor que hay en su universo personal, nos hemos sentado a charlar con él, acerca de su nuevo proyecto, de lo que nos resulta inmenso e incomprensible y de lo que hay tras la muerte.
Jon: ¡Qué hay Erik! ¿Cómo te encuentras?
Pues bien, de momento bien. La verdad es que menuda película, así en general. Pero de momento bien, esperemos a ver si pasa todo lo más rápido posible. Pero me lo dices hace dos semanas y no me lo creo, jaja.
Jon: Quería darte las gracias por compartir el tiempo con nosotros, y sentarte a charlar. Aunque vaya, quizás sea la ocasión más “ideal”. ¿Cómo estás viviendo la pandemia y la consecuente cuarentena?
Intento llevar la cuarentena lo máximo que puedo, porque yo trabajo en un centro de educación especial, con chavales con discapacidad. Y ahora el colegio está cerrado, pero claro, la empresa en general también tiene servicio de residencia y de pisos tutelados. Entonces han reestructurado un poco a la plantilla, para que echamos un cable todos. Yo estoy viniendo a los pisos tutelados ahora por la mañana y el resto del día, en casa, encerrado.
Jon: Creo que a otro artista no se lo preguntaría. ¿Qué ha rondado por tu mente en los últimos días? ¿Crees que se trata de una falla biológica -sin extras-, un simple virus emergente? ¿Te has planteado teorías como un ataque biológico, el que haya sido introducido para el control, o la imposición de un nuevo orden mundial? Ahora ha salido que en Nueva York llevaron a cabo un evento, con un simulacro de pandemia, utilizando el propio Coronavirus. No sé si has leído algo.
No, de momento no, tengo que investigar, jaja. De primeras, pienso que afortunadamente todavía hay cosas que se escapan al control del ser humano, cosas que suceden así, como esta.
Eso no quita que yo vea que a raíz de esto puedan sacar partida de eso, restricción de libertades, o de ciertas políticas. Pero yo en principio lo veo como un simple fallo general, de cosas que ocurren, y que con lo globalizado que está todo, si te paras a pensarlo, cosas así podrían pasar más a menudo. Pienso que sucede lo natural, pero que como a todo, se le sacará un rédito.
Jon: Antes de centrarnos en tu música, siempre pedimos a los artistas que se presenten en un par de frases. Muchos ya te conocerán, pero queremos ofrecerles también ese dibujo propio tuyo.
Pues nada, soy Erik Urano, una persona bastante normal que eligió volcar sus inquietudes haciendo rap hace un tiempo. Y mi camino me ha llevado a hacerlo de una forma muy propia, o rara, que dirían algunos. Y nada, aquí estoy.
Jon: ¿Qué ha cambiado en tu persona -lejos de las habilidades artísticas- desde los proyectos de 2011 y 2014?
Hombre, Energía Libre, por ejemplo, lo escribí con 23 años, y ahora tengo 33. Como persona supongo que he cambiado bastante, o madurado y mejorado. Pulido un poco mi diamante intero. Más allá de eso, poco más.
Sí que son cambios, una década en una persona, y afortunadamente claro que he cambiado. Como todo el mundo debería cambiar. La mutación es lo que nos ha hecho evolucionar.
Jon: Desde los inicios, desde antes de Erik Urano y Zar 1, de antes de ‘Energía Libre’, ya eras el artista que más alto apuntaba, al menos en muchos sentidos. ¿Qué generó en ti esa pasión por el universo y lo extraterrestre? Y más allá, ¿qué te impulsó a crear música acerca de ello?
Un poco inquietudes personales. Es algo que siempre ha estado ahí, desde pequeño siempre me ha gustado bastante. Más allá que el espacio en concreto, es lo que es más grande que nosotros, lo que no podemos explicar, no sé. Va más por ahí que por el espacio en concreto.
También encontré un nicho artístico en eso, y lo seguí desarrollando. Vi que me venía muy bien a la hora de metaforizar mi realidad utilizar esos recursos, con movidas del espacio. Básicamente, seguí tirando del hilo.
Jon: ¿Crees que podrías haber tenido más éxito abordando otras temáticas? ¿En algún momento te has arrepentido de haber elegido ese camino, o has intentado “enderezarlo” parcialmente?
No, para nada. Además, como es algo que nunca he buscado del todo. Me agobia un poco, me gusta más ese perfil bajo y poder disfrutar la movida desde fuera. Nunca he buscado ese rollo masivo.
Y a parte, tampoco creo que sea tanto de lo que hablo sino el conjunto en general, la música, de lo que hablo también, la forma de rapear… Que a lo mejor no es algo tan técnico como otras cosas. Es un cúmulo que hace de la movida un poco un rara avis lo que ha hecho que no explote del todo nunca, pero a la vez creo que es lo que ha hecho que cale, y que cree una identidad, un peso en la gente que lo escucha
Jon: Mañana mismo vas a presentar tu nuevo álbum de estudio Neovalladolor. Muchos de tus fans ya asocian perfectamente el término “Valladolor” a tu persona, o a la de Snap, ¿puedes explicarlo un poco para los que no lo hagan? ¿Qué puedes contarnos del disco?
“Valladolor” es una expresión que se dice aquí, desde siempre. Supongo que es la siguiente generación al “Fachadolid”, lo venimos oyendo desde siempre.
Y como bien has dicho, al primero que se lo escuché fue al Snap, que es un rapero de aquí, ya mayor. Y se nos quedó esa muletilla. También como lo de “Fachadolid” siempre ha tenido mucho calado, es el recurso que teníamos para hablar de la ciudad en ese tono pero sin recurrir a ese término. Y como la verdad que se ha ido asociando tanto a mí, como este disco desde el principio tuve claro que era como una banda sonora de mi ciudad, estaba claro que el meterle el “neo” ese delante, redimensionaba el disco conceptualmente. Le da algo de potencia, con ese enfoque futurista, ese 2.0.
Jon: ¿Por qué debería escuchar Neovalladolor una persona que ya escuchó Cosmonáutica y Balaclava? Del que parece que va a seguir un poco el camino. ¿Y por qué debería hacerlo una persona que nunca ha oído hablar de Erik Urano?
Deber, no debería ninguno hacerlo… jajajaja. Pues alguien que ha escuchado mi movida siempre, no dejo de verlo una evolución súper lógica de lo que he venido haciendo. Es una evolución bastante consecuente de lo anterior. Entonces alguien que ha escuchado Energía Libre, Cosmonáutica y Balaclava lo va a recibir con la misma sorpresa que, a lo mejor, recibió las anteriores. Con esa mínima vuelta de tuerca de mi rollo.
De alguien de fuera, que no lo conozca. Pues oye, creo que debe escucharlo si busca algo distinto, como una especie de híbrido entre corrientes electrónicas o urbanas anteriores. Es como una confluencia de todas ellas. Pienso que alguien que tenga unas inquietudes un poco fuera de lo establecido, le puede parecer un disco interesante, a varios niveles.
Jon: ¿Cómo trabajas los discos? Me trae curiosidad imaginármelo. Desconozco totalmente si te informas mucho de forma previa, lees, te documentas acerca de la terminología y las temáticas, y posteriormente escribes acorde a ello. O si simplemente van surgiendo las canciones. Me explico: se me asemeja más al trabajo que puede conllevar un libro que un álbum en sí. Estás hablando de lo que vives, pero parece que precisa de mucha más preparación.
No vas muy desencaminado, sí que tiene un punto algo más natural. Pero digamos que sí que viene en esa línea. Más que una documentación previa es algo más natural, algo que surge sobre la marcha. Yo no he dejado de tener inquietudes, aunque no hiciera música, he tenido igual: películas, documentales, leer libros… Lo que sea.
Y la verdad es que sí que trabajo bastante conceptualmente las movidas, y como de por sí voy acumulando referencias en mi día a día, sin tener que ver nada con la música, pues a la hora de estructurar conceptualmente el disco, pues voy tirando de ellas.
En este disco, por ejemplo, que tiene ese toque distópico, futurista, pues quizás sí que ha enfocado mis lecturas, o yo qué sé. Igual si me iba a pillar un cómic pues igual veía algo de este rollo y me lo pillaba, solo por la bobada de que en la cabeza, estoy desarrollando conceptualmente el disco, entonces cualquier referencia me va a venir bien. No es algo concreto, en plan voy a hacer un disco sobre esto y voy a leer todo lo que pillo de eso. Es más natural. Son cosas que tengo dentro y con el álbum aprovecho para expandir.
Jon: Siempre has estado a caballo entre el rap, la electrónica… sintiendo -y corrígeme si me equivoco- que nunca has llegado a encajar del todo en alguna de estas escenas. Curiosamente me sorprendió la llegada de Sonido Muchacho en 2014 en este aspecto. Me parece que ha aunado a muchos artistas -muy variados- que se encontraban en una situación similar: Carolina Durante, Sen Senra, Antifan. ¿No te lo parece? ¿Se nota esa sensación de hogar para los “sin hogar” dentro del sello?
Pues… Ahora que lo has dicho, al escuchar tu lectura sí que lo veo con sentido. Decir, hostia, pues es verdad jaja. Quizás no había hecho una lectura tan concreta desde ese punto de vista.
Pero yo creo que sí, es una plataforma que yo creo que también redimensiona mi movida. No dejas de estar en una especie de islote a medio camino entre una cosa y otra. Y que un sello así que está más metido en lo “normalizado”, por ponerle una palabra, solo el hecho de salir ahí como que potencia la movida para muchas cosas.
Según lo dices pues sí, sí que veo ese paralelismo con otros artistas del sello. Gente que tiene una identidad más propia, no tan dependiente de un género concreto. Y la verdad es que sí que es un buen sitio para sentirse así.
Jon: Te hemos oído rezar que nos consideras “más esclavos que libres”. El otro día, a través del álbum Mad World de D.L. Blando, y de varios escritos acordes a este, intenté interiorizar su pensamiento. Él considera que la conciencia humana es un error de la evolución. Que solo somos cosas que se obsesionan con la ilusión de tener un yo. Seres insensibles. ¿Consideras haber alcanzado a comprender algo en relación al propósito humano? ¿Crees que estamos aquí para alguna función, cuál es tu pensamiento?
Pues yo creo que también son corrientes que no tienen por qué ser independientes una de otra. Nos veo un mero fallo biológico, seres sin ninguna importancia, sin ninguna trascendencia, ni divinidad… Simplemente bacterias que consiguieron llegar a un punto tocho de evolución. Pero a la vez sí que veo que tenemos una chispa que no veo en otro tipo de seres biológicos, ¿sabes?
Siempre me ha fascinado todo esto que hablamos, el rollo del arte, el conocimiento… La frase esta de “Knowledge is God – El conocimiento es Dios”-, lo veo un poco esa movida. Lo que realmente nos ha dado divinidad y trascendencia ha sido el conocimiento. Y este aplicado a nuestra propia existencia y a las corrientes artísticas, joder, me parece increíble.
A la vez que te digo que somos bacterias de mierda, que no le importan a nadie, y que el universo no conspira, ni mucho menos, para ninguno de nosotros… Te digo que somos la hostia. Me parece que hemos alcanzado ahí ciertas cotas como seres pf, super interesantes. Los libros, la pintura, la música, la ciencia… joder, tampoco está bien quitar mérito a todo eso.
Y es probable que la conciencia pueda llegar a ser un fallo biológico, pero pienso que al final los fallos son los que marcan un antes y un después y, sobre todo, fue un fallo pero fue un fallo que, joder, nos ha hecho alcanzar unos niveles que a mí me parecen increíbles. No sé si allá fuera habrá seres con niveles superiores pero desde luego lo que nosotros hemos hecho, me parece la hostia. Con todos nuestros fallos, nuestra miseria… Hemos hecho cosas increíbles.
Y aunque todo un día desaparezca, que desaparecerá, y no le importará a nadie… Solo por los millones de seres a los que les ha importado, ya me parece algo increíble.
Jon: «Me aterra el silencio eterno de esos espacios infinitos». Pascal sintió pánico de la inmensidad del universo. ¿A qué le tienes pavor?
Sí que le tengo más miedo de lo que le debería a la nada, a la no existencia. Es algo como que… me consuela que todo un día deje de existir, y a la vez me aterra. Vivo con esa dualidad. Intento entender que no estamos, nunca estuvimos y nunca estaremos, pero a la vez me aterra esa nada.
La verdad es que es lo que más miedo me da: el no ser.
Jon: Exactamente igual. A mí eso me aterra, o sea, el que todo finalice, la inconsciencia simple. La nada. ¿Qué crees tú que hay después de la muerte? Que simplemente es inconsciencia pura y dura.
No sé tío… He pasado por muchos estadios en mi vida, con esto. Ahora mismo estoy en el que de que sí, que realmente no hay nada… Y que menos mal que no hay. Es lo que realmente nos hace lo que somos. Si hubiera algo, nada de esto tendría la misma importancia ni trascendencia. Ni el arte, la ciencia… Pienso que tendrían menos sentido la verdad.
Jon: Me sorprendió tu presencia en el BBK Live. Te voy a ser sincero, me llevé una alegría. Pero también me quedé algo frío. Recuerdo la presentación de Energía Libre en Bilbao, atrás en los años. Y ciertamente, al menos en mi cabeza, asocio más un concierto de Erik Urano a un espacio más pequeño, cerrado y oscuro, que en un festival en una montaña. Nos perdimos el Primavera. Si todo sigue su rumbo, y podemos disfrutarlo, ¿cómo es un show de Erik Urano en un festival? Hay electrónica, son temas pletóricos… ¡La gente tiene que saltar sí o sí!
Yo creo que al igual que mi música puede llegar a funcionar escuchándola tú solo yendo a casa por la noche, o en un local de fiesta a las 5:00 de la mañana… Pienso que nuestra propuesta en directo funciona tanto en un sitio pequeño de sudar como en un sitio grande.
Es algo que tampoco he tenido tiempo de demostrar mucho, pero por ejemplo, aquí en las fiestas de Valladolid o en el Primavera, llevamos un directo planteado de bastante zapatilla, bastante arriba. Creo que la verdad, funciona en ambos ámbitos. En el sitio pequeño es como un ambiente más apropiado, pero en un sitio grande también es una propuesta que funciona. Y eso que vamos con formato: mi DJ y yo, de rap de toda la vida, jaja. Pero lo tenemos algo redimensionado a distintos espacios.
Jon: El otro día salió en mi círculo una pregunta, a colación de esto, y es que en parte vivirás esa situación. Pusimos que nos dejarían cantar una canción delante de 20.000. 4-5 minutos en los que tendremos a todas esas personas pendientes de nosotros, y del mensaje que podríamos dar. ¿Qué canción -tuya o no- decidirías interpretar?
Joder, buena pregunta… Jajaja. Pues no sé, ahora mismo por cómo estoy emocionalmente, quizás ‘U.F.Os y Fábricas’, quizás por decirte así algo. Quizás sí que elegiría esa oportunidad para comerles un poco la cabeza, más que para hacerles bailar…
Pero que bueno, igual dentro de dos horas te digo otra cosa. Pero me ha surgido esa ahora.
Jon: Lejos de la música, trabajas en un colegio de educación especial, con niños con discapacidad. ¿Qué aprende uno enseñando en un lugar así?
Pues yo creo que al igual que con lo que ocurre ahora mismo, es una cura de humildad, la verdad. Te ayuda a ver lo pequeño que eres, y de alguna manera, la suerte que tienes también. Ver realidades diferentes a la tuya, yo creo que a todos nos da una cura de humildad bastante grande.
Más allá de eso, tampoco saco muchas más lecturas. Más allá de que es algo bonito el trabajar con personas, y que no caes en una rutina de fábrica, tan oscura y mecánica. Pero más allá de eso, sobre todo eso: una cura de humildad y el saber verte pequeño ante la vida.
Jon: Muchísimas gracias por sentarte este rato a charlar con nosotros Erik. De corazón
Nada gracias a ti tío, y por las preguntas, que también se agradece jaja.
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